martes, 27 de noviembre de 2007

TRILCE XLIII



Quién sabe se va a ti. No le ocultes.
Quién sabe madrugada.

Acaríciale. No le digas nada. Está

duro de lo que se ahuyenta.

Acaríciale. Anda! Cómo le tendrías pena.


Narra que no es posibletodos digan que bueno,

cuando ves que se vuelve y revuelve,

animal que ha aprendido a irse... No?

Sí! Acaríciale. No le arguyas.


Quién sabe se va a ti madrugada.

¿Has contado qué poros dan salida solamente,

y cuáles dan entrada?Acaríciale. Anda! Pero no vaya a saber

que lo haces porque yo te lo ruego. Anda!

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